Viajemos a la Sierra Nevada de Santa Marta
Sabemos que te gusta viajar tanto como a nosotros, es por esto que queremos invitarte a un viaje, a través de nuestros ojos, por la mágica Sierra Nevada de Santa Marta, usando solo la imaginación y el corazón. Los invitamos a Nabusimake.
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Después de volar de Medellín a Santa Marta y viajar por carretera alrededor de 6 horas rumbo a Valledupar, tomamos un desvío para llegar a Pueblo Bello, el pueblo más cercano de Nabusimake, nuestro destino final.
Pueblo Bello es un lugar en el que convergen muchas culturas de la Sierra, Los campesinos [1] Bonachi son sus principales habitantes, pero desde acá empezamos a encontrar la cultura de nuestros hermanos mayores: El pueblo Arhuaco, caminando silenciosamente por las calles del pueblo.
Pasamos la noche en Pueblo Bello para arrancar madrugados a esa que llamamos: nuestra casa de las montañas sagradas.
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Para llegar en moto, necesitamos aproximadamente 1 hora y media, de camino empantanado y empinado, toda una aventura en dos ruedas. En el camino siempre hay cosas que ver: montañas que se topan ante tus ojos, majestuosos árboles y de pronto una familia de indígenas caminando por la ¨carretera¨ en sus rutinas cotidianas… siempre es un privilegio pasarles por el lado.
Cuando el paisaje por fin se abre y ves la Sierra, alcanzas a sentir sus vibraciones, es justo en ese momento en que te olvidas de todo, ya nada importa. Estar ahí es experimentar de frente la libertad, la conexión máxima con el corazón del mundo… en este momento sabemos que ya falta poco para llegar.
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¿Sabes por qué a la Sierra Nevada de Santa Marta se le llama ¨El corazón del mundo¨?
Se le llama así porque la Sierra es el único lugar en el planeta donde se encuentran montañas con picos nevados tan cerca al mar. La Sierra tiene casi todos los ecosistemas que existen en un espacio relativamente reducido. Es por estas condiciones que representa el funcionamiento del planeta entero a escala, lo que le pasa acá, le pasa al planeta por igual.
A lo lejos vemos la casa de la familia Villafañe, de Oliverio y de Aty Seynekun. Hemos llegado. Nos recibe con una sonrisa cálida la pequeña Aty Seinebia. No hay mejor sensación que la de ser recibido por ellos; son almas tranquilas, genuinas, sinceras, seres que desde el primer momento nos acogieron como parte de su familia.
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Esa tarde, a nuestra llegada, decidimos salir a caminar un rato por los sembrados de la familia, y recoger algunas cosas de la cosecha para la alimentación de nuestros días en Nabusimake. La comida en la Sierra sale en su mayoría de las huertas y sembrados orgánicos que tiene cada familia en su tierra; siembran maíz, yuca, papa, frijol, granos y algunas hortalizas, entre muchas otras cosas. El café también es un sembrado fundamental para los indígenas de la Sierra y es una de sus fuentes principales de ingreso.
En aquella tarde recogimos Totumos, los Totumos son una especie de calabaza en forma de pera con la que los indígenas fabrican algunos utensilios, más que todo lo utilizan para transportar agua y con él hacen el Poporo: objeto sagrado. Solo lo usan los hombres, en donde se lleva cal, hecha de conchas marinas quemadas y pulverizadas, que usan para [2] mambear junto con el ayu (hojas de coca).
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Al finalizar la tarde llegamos a la casa a preparar el maíz que cogimos en nuestra caminata, todos en la familia participamos del proceso: desgranando el maíz, moliéndolo y haciendo los bollos que después comeríamos durante todos los días de nuestra estadía.
La noche llega en la mitad de nuestra labor, pero eso no significa que debamos parar. En Nabusimake no hay red eléctrica pero las labores de cocina en la noche siguen, acompañadas de linternas y luces de velas, además de un pequeño bombillo de luz tímida que carga con energía solar.
Que no haya energía eléctrica no significa que en Nabusimake no exista la tecnología, casi toda la comunidad está conectada con sus teléfonos celulares, que cargan por medio de paneles solares.
Al fin y al cabo, no podemos pretender que las comunidades indígenas no cambien ciertas cosas, ellos son comunidades vivas tal como nosotros y ¨evolucionamos¨ con el paso del tiempo. Solo una empresa de telecomunicaciones coge señal en Nabusimake (por suerte no es la nuestra, para nosotros la Sierra es un lugar de desconexión, o más bien de ¿profunda conexión?)
Al día siguiente nuestra idea es visitar Pueblito, la pequeña Aty Sei es nuestra guía, además nuestra profesora de tejeduría. A sus 6 años, Aty ya sabe hilar y tejer. No habla español, pero trata de enseñarme con señas y risas (sí que se ha reído de mi extraña torpeza para seguirle el ritmo al tejer).
Es importante aclarar que, en las comunidades indígenas de la Sierra, el oficio de la tejeduría en lana, especialmente de mochilas, es un oficio ancestral propio de las mujeres, ellas se transmiten el saber de la técnica de generación en generación, y aprenden a muy temprana edad, de esta forma con el pasar de los años y la práctica adquieren la experticia necesaria y el conocimiento de sus tradiciones culturales para honrarlas y preservarlas en el tiempo.
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Después de 40 minutos, o un poco más caminando llegamos a Pueblito, en el corazón de Nabusimake, un poblado de arquitectura Arhuaca cercado por una pequeña muralla de piedra. No siempre se puede entrar, para poderlo hacer se debe pedir permiso, y hacerlo con respeto. (Es importante aclarar que la entrada a todo Nabusimake es restringida y controlada por las autoridades Arhuacas, no a todos los Bonachi nos dejan y no siempre se puede entrar.)
Y ya que estamos hablando de Nabusimake ¨La tierra donde nace el sol¨ traducción de la palabra literal al español, les cuento un poco sobre este lugar: Nabusimake es la capital espiritual del pueblo arhuaco, una de las 4 comunidades indígenas que habitan la Sierra Nevada de Santa Marta, en el departamento de El Cesar, Colombia.
Nabusimake es un lugar en el que uno se siente diferente, su energía es especial, sus montañas y paisajes sorprenden a cada paso dado. Nabusimake además es un lugar bañado por ríos y quebradas,
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que bajan directo de los picos nevados, las aguas son cristalinas y heladas. (Amamos bañarnos en el río helado). Este lugar es mágico especialmente por el cuidado que le dan los Indígenas ya que ellos creen firmemente que los humanos, las plantas, los animales, las piedras, el agua, los astros; el universo entero esta interconectado y todos dependemos de todos. Cada ser cumple una misión dentro del equilibrio del universo, y nuestra madre es la tierra, a ella es a la que debemos cuidar como ser máximo sagrado. Todo lo que tomamos de la tierra debe ser con permiso de ella y a cambio debemos retornarle algo, la madre tierra no es una fuente inagotable, todo lo que tomamos, lo tenemos que devolver.
Por esta cosmovisión Arhuaca es que Nabiusimake es el lugar que es hoy, si nuestra visión del mundo fuera como la de ellos lo más probable es que el planeta tierra no estuviera en las condiciones en las que está hoy.
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Oliverio Villafañe
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Aty Seynekun
Esta vez nuestro viaje finaliza acá, pero antes te invito a pensar qué le quisieras pedir a la tierra y que le darás a cambio por esto.
Mi última invitación es a que agradezcamos juntos y que empecemos a conectarnos más con nuestro entorno, que vivamos como lo hacen nuestros hermanos mayores, alineados con la madre tierra y todos los seres que la habitan. Al fin y al cabo, somos solo 1.
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[1] Bonachi es el nombre para nosotros, los que no somos indígenas.
[2] Mambear: es la acción de mascar hojas de coca secas mezcladas con cal. La cal activa el compuesto químico de la hoja. Se usa de manera espiritual para unir la palabra con el corazón.
Fotografías: Sebastian Villegas.
Foto de izquierda a derecha: Teiku, Aty Seynebia, Verónica Franco, Aty Seynekun.
Nuestra familia de la Sierra.